ASÍ ES CÓRDOBA:
El valle del Guadalquivir es la principal vía de comunicación de Andalucía. Sus tierras son fértiles y el clima es bueno, aunque un poco caluroso en verano. Este valle se ubica
entre Sierra Morena al norte y las sierras Béticas al sur. El paisaje que actualmente vemos es producto de la erosión y la deposición de sedimentos, por eso se trata de
una tierra relativamente nueva que ha ido rellenando el Guadalquivir,
el llamado río Grande por los árabes. Debido a las intensas lluvias del
principio del 2013 el Betis, para los romanos, bajaba muy cargado y
terroso, de este modo y durante milenios fue llenando sus riberas de
suelos productivos. Los territorios más nuevos están precisamente en la
desembocadura, allí las aguas dulces se mezclan con las salinas
atlánticas y durante los últimos kilómetros el río lleva sal suficiente
para que haya salinas.
El gran río está lleno de anécdotas.
Vista desde el hotel Mirador de Montoro
Alguno de los paisajes andaluces más encantadores están en este valle junto a su cauce.
En uno de sus meandros está Montoro, subido en una ladera curva de su margen izquierda. El mejor balcón para disfrutar de estas vistas es el
Hotel Mirador de Montoro,
estratégicamente situado. Calidad, tranquilidad y buena gastronomía son
las características de este hotel, pero lo mejor de todo es su
ubicación. Se podría estar horas mirando las aguas pasar y la luz solar
cambiar.
Disfrutar de las diferentes imágenes que nos ofrece esta atalaya durante las 24 horas del día es una experiencia sin par.
La sierra, el pueblo y el río son suficiente espectáculo para no tener
que despegarse de la ventana… Pero el pueblo también merece una visita,
hay que pasear por él.
Montoro se asienta junto al río en un meandro frente a las lomas y laderas que van ascendiendo hasta la sierra.
La
riqueza medioambiental de esta zona es tan grande que se le ha dado un
grado de protección: el Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro. Es un entorno precioso que tiene una vegetación diversa que propicia la existencia de fauna salvaje.
En este entorno natural tan rico las abejas se desarrollan de maravilla,
aquí disponen de una variedad de flores que va desde las típicas del
clima mediterráneo como la encina o las plantas aromáticas a otras más
relacionadas con el clima húmedo como el eucalipto.
La Miel Sierra Montoro es un producto natural que ha recibido varios premios por su calidad.
Lorenzo es su principal representante y cuida con mucho cariño estas
mieles, además te lo sabe contar. Produce miel de azahar, de encina, de
romero, de eucalipto, etc. Él
recomienda que se tome sola, para
comprobar lo buena que es y el buen sabor que tiene, pero también te
anima a mezclarla con frutas como la naranja u otros postres, porque es
un añadido de calidad que enriquece y mejora los sabores. Dice
que las abejas son muy sensibles a la contaminación y a los entornos
poco naturales, pero en las cercanías de Montoro ellas forman parte del
ecosistema y producen una miel muy pura y muy rica. La miel es uno de
los alimentos más saludables porque aporta al organismo muchos
beneficios, como minerales, aminoácidos y otras sustancias beneficiosas.
La elegancia de la sencillez
Después del 711 d.C. los árabes, que adoraban las aguas corrientes,
se asentaron en la orilla del gran río y fundaron la capital de
al-Ándalus en el antiguo emplazamiento de la Corduba romana.
A partir del año 786 empezaron a construir la mezquita. Este edificio se convertirá en un lugar sagrado, único e impresionante,
ya que fue mezquita y ahora alberga la catedral de Córdoba; gracias a
este hecho la parte musulmana se mantiene en perfecto estado.
Así vemos hoy el precioso bosque de arcos rojiblancos que cautiva al espectador.
En el S.X Abderramán III se proclamó Califa y convirtió a Córdoba en
un reino independiente de Damasco y en la ciudad más importante de
Europa, con casi un millón de habitantes y más de mil mezquitas. Esa
grandeza no duró mucho porque en 1236 fue tomada por los cristianos sin
violencia, y gracias a este acontecimiento mantiene un
casco histórico grande y bien conservado.
Es impresionante entrar a la ciudad desde la Torre de la Calahorra, hoy es el museo Vivo de Al-Andalus,
un buen aperitivo para la visita, en el que destaca una maqueta
perfecta de la mezquita-catedral, así la ves entera y la puedes observar
desde cualquier perspectiva. Subido a la terraza de la torre se admira
la ciudad enfrente.
Cruzando el puente romano de 16 ojos, por fin, se entra. La sensación es escalofriante, nos lleva más de un milenio al pasado.
La primera anécdota ya está aquí, pues
la imagen de San Acisclo y santa Victoria está en una capilla en este puente, aunque casi
todo el mundo cree que el patrón es el arcángel que está al final del
puente en el monumento de la Victoria de san Rafael. Sin embargo, el día
de san Acisclo no es festivo. Se celebra san Rafael y, en vez de
festejarse en septiembre, tienen la dispensa de seguirlo venerando en la
antigua fecha del 24 de octubre.
Así es Córdoba, ¡sorprende a sus propios vecinos! Muchas de estas anécdotas y leyendas muy interesantes e, incluso, aterradoras se conocen haciendo la
Ruta de Leyendas de Córdoba con Teo. Es el mejor modo de
pasear por la ciudad, conocerla y sorprenderte con todo tipo de leyendas curiosas y misteriosas.
Los patios son otro patrimonio cordobés que merece ser conocido por su significado, su belleza y su lucimiento al público en el mes de mayo. Es una estancia muy importante en las casas porque,
en
verano, Córdoba arde bajo el sol durante el día, sin embargo es un
placer estar a la sombra escuchando una fuente al fresquito, rodeado de geranios, buganvillas, claveles, etc.
El Palacio de Viana es una unión de varios edificios que cuenta con doce de estos rincones especiales, más un jardín con grandes árboles. Se pueden visitar los patios, el interior del palacio y, como visita gratuita, tiene una con vídeo explicativo.
La visita es imprescindible para conocer de una vez varios de estos patios, espacios típicos y muy queridos.
El atardecer es un momento mágico en Córdoba,
aquellas leyendas que contaba Teo casi se hacen realidad. Caminando por
las calles en silencio algunos rincones parecen querer contarte algún
secreto… La acompasada voz desgarrada de un cantaor se escucha
tímidamente en algún lugar, lejos.
El instinto te lleva por “La ruta de las Tabernas”. Las palmas sordas suenan despacio y unos tacones parecen romper el suelo… Ya en el
Mesón San Basilio el silencio es sepulcral, únicamente escuchan mientras todos miran absortos al escenario;
solamente los dedos, que acarician las cuerdas de la guitarra, claman en la noche esperando que el “sentío” del cantaor emita su voz…
El flamenco es una pasión que se siente de un modo muy especial en Córdoba y se brinda con un blanco de Montilla-Moriles y unas olivas.
Lorca escribió en el Romancero Gitano: “
Aunque sepa los caminos, yo nunca llegaré a Córdoba“. Pues hay que conocerlos muy bien, porque
esta
ciudad se oculta en sus patios y calles, se camufla en el silencio
descarnado del flamenco que retumba en la noche y se esconde entre las
leyendas más desconocidas cordobesas. En el intrincado
laberinto de los siglos y la historia también se pierde uno. Para
conocer todos esos caminos, habrá que volver…
Córdoba nos espera con todos sus encantos.
Restaurantes y alojamiento
Uno de los tesoros ocultos cordobeses se encuentra en el interior de un restaurante encantador. El
restaurante El Churrasco,
que es un clásico cordobés, empezó siendo un pequeño establecimiento en
el que se comía una carne excelente, por eso tuvo mucho éxito y fue
creciendo. Hoy, después de anexionarse varias casas de alrededor,
casi posee toda una manzana de la parte más antigua de la ciudad. Se sigue comiendo de maravilla, el trato es excepcional y los comedores y la bodega son dignos de rodar una película.
La bodega impresiona por la cantidad y calidad de sus vinos, pero sobre todo por las fechas de sus etiquetas que hay que leer con mucho cuidado porque
las décadas han ido desdibujando sus datos. La carta es variada y de mucha calidad. Platos como
las habas con jamón, las berenjenas fritas o las carnes de Los Pedroches son excelentes por la calidad y la preparación. Entre los pinchos destaca la
tapa de sardina ahumada y guacamole que fue ganadora del 1º Premio Tapa de Córdoba de 2012. La visita es imprescindible.
Alcachofas con jamón. Restaurante La Cuchara de san Lorenzo
La Cuchara de san Lorenzo,
con dos menciones en la Guía Michelin, es un restaurante cuya cocina es
de vanguardia, pero basada en la calidad del producto y la
elaboración tradicional. El toque de autor le infiere un carácter especial.
Es un comedor tranquilo, quizás íntimo, un buen lugar para una comida o cena entrañable, cercana. La carta es original y con buena relación calidad-precio. En ella destacan
las croquetas de ternera, las alcachofas confitadas o el salmorejo, como platos sabrosos y de una suavidad suprema. Los platos estrella tal vez sean
las manitas deshuesadas con foie, un plato único y delicioso, y el parmentier de boletus y huevo tratado a baja temperatura 63º, otra delicia más para el paladar.
Hotel Casas de la Judería
El alojamiento en Córdoba ha de estar en el centro,
no hay nada mejor que tras la cena poder pasear o tomar algo regresando
caminando al hotel cerca del río o por la judería, eso es un lujo. Dejas
el coche y te olvidas. El
Hotel Casas de la Judería,
aposentos en los que nació don Luis de Góngora y Argote hace más de 450
años, es puro encanto y su equipamiento suficiente para disfrutar.
Sus
tres patios de las tres culturas y las vistas del campanario de la
mezquita-catedral son algunos de los detalles que se llevará uno tras
abandonar este alojamiento. Esta antigua casa solariega es
ideal por donde se la mire, todo en ella te lleva al pasado: los
pavimentos, las dependencias, la escalera, etc.
Fuente: conmuchagula.com